Desde 0 a los 4 años de Jesús (su temprana edad): perteneciendo así en su pueblo, acontecieron fenómenos que aunque sus padres no se los pudiesen contar marcarían para más adelante en sus enseñanzas públicas la sangrante intolerancia que hubo y que plasmaría en ellas para que a lo suyos no les sucediera, a pesar de todo.